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27 de marzo de 2011

Una de esas tiras

Espero que me perdonen mis (pocos) seguidores de este blog, pero una de las razones de que tenga esto tan abandonado es que estoy dedicándole mucho más tiempo a mi otra casa virtual. Daba por hecho que todos la conocían, pero el otro día me llevé la sorpresa de que el gran Dekker no sabía de su existencia. 

Al poco tiempo de abrir este espacio comencé un segundo blog con la intención de colgar algunos de mis dibujos: lopezsanchez. Colgaba apenas cinco o seis al año, pero desde finales del año pasado me he propuesto darle más vida y tratar de publicar con cierta periodicidad. Si son asiduos de este blog verán alguna cosa que ya se ha publicado aquí y que voy colgando allí puesto que ese es su sitio natural.

Una de las secciones a la que más cariño le tengo (y que me roba ingentes cantidades de tiempo) es Historas de Al y Ly. Comencé haciendo las primeras tiras casi por chinchar a mi querido Al, pero lo cierto es que me estoy enganchando y que cuando tengo una en la cabeza apenas puedo dibujar otra cosa. Se trata de un pequeño diario vital pero, sobre todo, de un ejercicio para ir adquiriendo soltura en el noble y difícil arte de la tira cómica. 

El caso es que la intención de este post no es, aunque lo parezca, el autobombo sino recomendarles una revista on-line llamada El estafador. Una idea estupenda en la que gente como Javirroyo, Julio Serrano, Martirena o Clara Soriano publican semanalmente una tira acerca (o no) de un tema concreto. Publican en su web y en Facebook, envían la revista por correo electrónico e, incluso, tienen aplicación para iPhone. Vamos que si no la leen es porque no quieren.

La calidad media de las tiras e historietas es de un nivel bastante alto, pero a veces hay auténticas joyitas como esta de Julio Serrano del especial Libros de autoayuda que les pego a continuación:

No sé a ustedes, pero a mí esta tira me parece uno de los más bellos homenajes que he visto hacer a alguien en mucho tiempo. Qué quieren que les diga, me ha emocionado muchísimo la historia de Manu. 

También me ha arrancado una sonrisa porque gracias a esta he recordado que yo también hice en su día un fanzine sin saber siquiera qué era un fanzine. Era una revistita tramaño cuartilla de unas ocho páginas grapadas por en medio y completamente dibujadada por mí cuando estaba en tercero de EGB.  La diferencia es que yo no la vendía: la alquilaba. No se me pasó por la cabeza que podía fotocopiarlo y sólo había un único ejemplar de cada número: el original. Por cinco pesetas se la prestaba a mis compañeros para que se la leyeran durante el tiempo que quisieran. Más tarde, mis padres me dijeron que les parecía mal que le sacara dinero a mis compañeros y continué cambiándola simbólicamente por un caramelo o una pegatina (hacía colección). Y tenía bastante éxito, la verdad. Prácticamente todos mis compañeros de clase la alquilaron y muchos preguntaban insistentemente por el segundo número. Además, pronto surgió competencia y otros compañeros comenzaron a sacar sus revistas con el mismo método de alquiler que yo. 

Recuerdo aquel curso como muy estimulante, con todos tratando de acabar la tarea de clase corriendo para tener tiempo libre que dedicar a leer los fanzines de la clase. Una práctica que yo había empezado sin pretenderlo y que Rafa, nuestro profesor de aquel año, consintió y fomentó encantado. 

A la profesora de cuarto no le pareció tan bien que tuviéramos el aula llena de carteles anunciando nuestras revistas y cortó de raíz la práctica. Supongo que también nos aburrimos del tema. Y además a mitad de curso me cambiaron de colegio por lo que mi aventura fanzinística quedó ahí. 

Leer la tira de Julio Serrano me ha hecho recordar aquello y buscar aquellas bisoñas revistas. Sinceramente, teniendo en cuenta la edad con la que las hice (ocho añitos), creo que no están tan mal. Quizás algún día, si no me vence el pudor, las escanee y las cuelgue por aquí. Mientras tanto, háganme caso: no pierdan de vista a esta gente de El estafador. Sean curiosos y felices ;-)

24 de abril de 2010

En el día del libro, regala tebeos

Un año más, aunque con un día de retraso debido a ciertos imponderables, cumplimos con la cita de recomendar unos cuantos tebeos para el día del libro. Allá va la lista de este año:


El arte de volar, Antonio Altarriba y Kim
No podía ser de otra manera. La lista comienza con el mejor tebeo de este año. Más necesaria que nunca su lectura, nos lleva de la mano por la historia reciente de este país destapando todas sus miserias. Tengan cuidado porque, una vez conozcan a Antonio, entrará en sus vidas para siempre. Imprescindible.

36-39: Malos tiempos IV, Carlos Giménez
Tampoco podía faltar el volumen final de esta fantástica serie. La guerra se ha perdido y los habitantes de Madrid deben adaptarse, unos mejor y otros peor, a la nueva situación. Un cierre brillante y doloroso a estas 51 grandes pequeñas historias sobre la Guerra Civil.


NonNonBa, Shigeru Mizuki
Porque el manga es mucho más que Bola de dragón o Los caballeros del Zodiaco. Un delicioso tomo de pequeñas historias sobre la especial relación que tenía durante su infancia el autor con su abuela, esa Nonnonba maravillosa que nos descubre el rico universo de fantasmas que pueblan la mitología folklórica japonesa (¿recuerdan El viaje de Chihiro?).



Tamara Drewe, Posy Simmonds
Premio Esencial de Angoulèm 2009 y futura película de Stephen Frears para el año que viene. Un estilo muy personal, a medio camino entre la novela ilustrada y el cómic, para una genial reelaboración de una novela de Thomas Hardy.

Epiléptico, David B.
O el dibujo como medio de exorcización de los fantasmas propios. Edición integral de La ascensión del gran mal, una obra autobiográfica de David B. Todo un ejercicio de desahogo personal por la difícil situación familiar del autor con un impagable estilo a ratos expresionista a ratos surrealista. Un cómic algo difícil, pero grandioso.

Y, de momento, esto es todo. Sean curiosos y felices ;-)

20 de agosto de 2009

Alberto Montt en dosis diarias

Y, tras mi resumen de la temporada de ópera (una de esas "cosas chungas culturetas" que me molan, que diría uno de mis queridos compis del curro), vamos a desengrasar con el recomendabilísimo blog de Alberto Montt En dosis diarias. Para muestra, unos cuantos botones:

20 de abril de 2009

En el día del libro regala tebeos


Llega un clásico de cada año. Teniendo en cuenta que acabo de colgar un post con recomendaciones comiqueras, me voy a limitar a sugerir dos de los títulos que más me han gustado de lo que he leído últimamente:

Crónicas birmanas, de Guy Delisle
A este paso, los cómics que cuentan las experiencias de gente que acompaña a las misiones de Médicos sin fronteras van a acabar configurando un género aparte. En cualquier caso, una obra muy recomendable para hacerse una idea de lo que es el día a día en la férrea y dictatorial Myanmar. Además de un cómic excelente que derrocha sentido del humor. Ya estoy deseando leer Pyongyan y Shenzhen.

Por qué he matado a Pierre, de Olivier Ka & Alfred
Palabras mayores. Un tema espinosísimo tratado con una maestría y un temple que convierten a este comic en una lectura imprescinbile. En la parte gráfica, el trabajo de Alfred le hace absoluta justicia al guión de Olivier Ka. No en vano, Por qué... ganó el Premio Esencial de Angouleme hace dos años.

En fin, ya saben lo que tienen que hacer. Luego no me digan que no les pongo deberes. Les dejo con la foto (genial) que propone Álvaro Pons para conmemorar este día:

16 de abril de 2009

Mis cómics del 2008

(Comencé a escribir este post a principios de enero. Ya ven, una que anda perezosa con el blogging últimamente :-P )

Compro más cómics de los que debería pero muchos menos de los que me gustaría, así que en este aspecto, como en tantos otros, mi vida transcurre en un continuo tour de force entre deseo y racionalidad. Cuando por fin sucumbo a la tentación es después de meses de autocontrol, de ahí que más que hablar de los cómics del 2008 vaya a hablar de MIS cómics del 2008. Se trata de aquellos que más me han gustado de los que he leído este año. Alguno tiene bastantes añitos, pero ha sido ahora cuando ha caído en mis manos. Allá voy (el orden es absolutamente aleatorio).

La vida como viene, Lewis Trondheim

Casi imposible hablar de esta obra sin meter espoilers. La mejor entrega, sin duda, de la serie de Lapinot. Un tebeo con un argumento redondo. Puro existencialismo.



Mi mamá está en América y ha conocido a Buffalo Bill, Jean Renaud y Émile Bravo

Ya hablé de él aquí. Guión y dibujo casan a la perfección para contarnos con maestría la pérdida en la infancia. Un tema difícil de abordar, resuelto con nota en un cómic emocionante y tierno. Capaz de arrancarnos esa sonrisa que sólo los peques de la casa son capaces de provocar.



El bulevar de los sueños rotos, Kim Deitch

Con más de 30 años de retraso, se publicó por fin esta maravilla del underground norteamericano. La biografía de un pionero de la animación, un dibujante genial incapaz de adaptarse a la animación cursi y autocomplaciente imperante desde la aparición de Disney. Nuestro primer impulso es correr a buscar más información en Internet sobre estos pirados de la animación, esfuerzo inútil por otro lado: biografías, citas y referencias son pura y magistral invención de Kim Deitch.

36-39: Malos tiempos, Carlos Giménez

Acabo de terminar de leer el tercer volumen y sigo sobrecogida. Y es que los cómics del maestro deberían leerse en los colegios de este país. Una mirada como ninguna al sufrimiento de la población civil durante la guerra.


Arrugas, Paco Roca

Y otro tebeo español que, además, fue merecedor del último Premio Nacional de Cómic. Emocionante, sensible, inmejorable. El tema me toca muy de cerca y, sin embargo, no puedo menos que rendirme ante lo bien contado y documentado que está.

Blotch, Blutch

Hay que ser absoultamente genial para reírse así de uno mismo y, encima, hacerlo tan bien. Blutch sitúa el en París de finales del XIX a una suerte de alter ego que recoge todo lo peor de sí mismo. Blotch, un caricaturista envidioso, vil y frustrado deambula por los ambientes bohemios dando rienda suelta a sus mezquindades y componiendo un personaje tan despreciable como entrañable.

Y me dejo muchos. Así, a bote pronto, estarían María y yo, El salón, el tercer volumen de El fotógrafo, Gato Z, S., Por nuestra cuenta, unos cuantos volúmenes de La mazmorra... Todos ellos grandes tebeos que me han hecho pasar ratos estupendos. En fin, paro ya, que como me empeñe en continuar reseñando, al ritmo perezoso con el que escribo últimamente, voy a acabar colgando este post el año que viene.

Pues eso, que sean felices y curiosos ;-)

10 de abril de 2009

Estas cosas increíbles (y maravillosas) que hacen los franceses

Ahora mismo tendría que estar currando en un libro, pero la tentación de mirar mi lector de feeds cada diez minutos es más fuerte que yo. Algo completamente normal si tenemos en cuenta el tostón de libro que estoy corrigiendo y las cosillas tan interesantes que caen de vez en cuando entre mis feeds. Y, si no, vean la última genialidad de los historietistas franceses que acabo de descubrir vía Drawn!: ¡una jam session entre algunos de los mejores cartoonists de la BD!

Si quieren ver cómo se desenvuelven grandes como Trondheim, Delisle, Dupuy o Peeters en una competición de pulsos, sigan con atención el enlace. Algunos de mis favoritos ya han sido eliminados en primera ronda, pero mi buen Trondheim aún resiste. ¿Quién ganará?

Impagable :-)

30 de octubre de 2008

La técnica de Emmanuel Guibert

Ya he hablado aquí en más de una ocasion de uno de mis cómics preferidos, El fotógrafo, de Emmanuel Guibert. También recomendé, hace unos años, La guerra de Alan en el post 5 cómics recomendados (y recomendables) que escribí hace unos años para conmemorar el Día del Libro. Me faltaría, por tanto, hablar de La hija del profesor para terminar de repasar las obras de Guibert que tengo en casa. Sin embargo, pese a que el exquisito dibujo de esta última me fascina, la voy a dejar para otra ocasión porque ahora toca volver brevemente sobre la historia de Alan.

Cuando uno comienza a leer los recuerdos del soldado Alan E. Cooper sobre la II Guerra Mundial, queda enganchado irremediablemente. A través de las sosegadas viñetas de Guibert uno acaba creyendo que es el mismo Alan el que, a su lado, rememora pausadamente sus idas y venidas por media Europa a bordo del blindado. La composición es casi estática, sin apenas rupturas de ritmo, para adaptarse a la perfección a ese estilo narrativo que adoptan las personas cuando hablan de sus vivencias de muchos años atrás.

Pero en Guibert, al menos para mí, lo más impresionante es el dibujo en sí. Cada viñeta es una pequeña maravilla. La primera vez que leí el cómic quedé prendada de ese entintado rudo y ágil a la vez y me preguté qué tipo de plumilla empleaba Guibert para lograr ese efecto. Ayer, gracias a un post de Drawn!, desvelé el misterio. Vean, vean y díganme si Guibert no es el puto amo:



PD. Además de las tres mencionadas, Guibert tiene publicadas en español El capitán escarlata (guión del magnífico David B.) y Brune. Se acercan las Navidades y no miro a nadieeeeeeeeee :-)

11 de julio de 2008

Enlaces para una tarde estival cualquiera

¡Qué bien! Ya llegó el veranito. "Pues sí que se entera esta", dirán ustedes. Lo crean o no, no había tenido plena conciencia de la llegada del verano hasta esta tarde. Supongo que el que haya sido la primera tarde de feliz y relajada inactividad que tengo en meses ha tenido algo que ver en mi despiste. ¿Y qué mejor manera de emplear esa falta de quehaceres rutinarios que escrbir un post? Pues eso, que allá van unas líneas para que luego no se me quejen de que les tengo abandonados.
Y comienzo con una de eso que se viene a llamar tiras cómicas y que, a menudo, ni son tiras ni tienen un pelo de cómicas -ni falta que hace, diría yo-. El caso es que desde hace unas semanas vengo siguiendo las tiras de My life in a cube, que es algo así como la versión gráfica de The Office.

Esta se titula "Darn you Gmail Chat". ¿No es genial? :-)

Independientemente de la mayor o menor gracia que puedan tener estas tiras, para mí lo realmente fascinante es la capacidad del autor para sacarle partido desde un punto de vista gráfico a cualquier clase de material de oficina, ya sean notas Post-it, Tippex, sobres o servilletas de cafetería.

Y, siguiendo con la gráfica, impagable es Retronomatopeya, una galería de onomatopeyas de cómics antiguos que he descubierto esta tarde vía Draw!.

No sé si estarán conmigo, pero a mí me ha cautivado en seguida (otro día hablaré de esas pequeñas colecciones "virtuales" de cosas que nos ofrece Internet). Aparte de su valor estético desde un punto de vista gráfico, esta pequeña colección añade un entrañable puntito nostálgico. Qué regresión he vivido al identificar viñetas con la inequívoca huella de Ibáñez o Vázquez.

Otro enlace que tenía por ahí pendiente de colgar lo hallé en La cárcel de papel. Se trata de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, un estupendo proyecto de digitalización en el que colaboran varias Administraciones Públicas:
El proyecto es el resultado de la cooperación de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, a través de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, con las Comunidades Autónomas así como de diversas instituciones de carácter científico o cultural como ateneos, fundaciones, universidades, e incluso empresas periodísticas que perviven a partir de cabeceras fundadas en el s. XIX o a principios del XX.
En abril de 2008, se dispone de casi 2.000 cabeceras, 45 bibliotecas, correspondientes
a 3.906.000 páginas de 140 localidades en las que se imprimió prensa.
Se trata, en su mayoría, de colecciones únicas de interés para investigadores y
público en general. Son de temática variada y abarcan un amplio período histórico que se remonta a finales del siglo XVIII.
Llevo ya unas cuantas horas gastadas navegando al azar entre los títulos disponibles en este sitio. Hace años solía ir de vez en cuando a la hemeroteca municipal que hay en el antiguo Cuartel del Conde-Duque. Me gustaba ojear publicaciones antiguas y comprobar la evolución estética -y técnica, claro está- que han ido sufriendo los materiales impresos. El partido que se le sacaba a la ilustración cuando no existía la infografía, la utilización de los grabados como único adorno del texto a principios del siglo XX, los cambios en la semiótica periodística, la evolución del lenguaje... Pero, claro, por evidentes cuestiones de conservación del material uno no podía entrar en la hemeroteca y darse un atracón picoteando al azar como le pedía el cuerpo, sino que había que ir solicitando títulos y fechas concretos. En cambio, ahora, gracias a Internet, el mundo es un poquitín más maravilloso para los ratones de hemeroteca.

Y, bueno, siguiendo con el mundo de la gráfica, recuerdo que el otro día en la oficina alguien preguntó qué era ese texto extraño que un compañero había puesto en la maqueta de página web que estaba creando. El texto, como muchos ya habrán intuido, era el famoso lorem ipsum. La historia del por qué (y dónde) se emplea este texto es bastante conocida, pero como a mí no me gusta dar nada por supesto, si hay algún despistado que no tenga ni idea de qué estoy hablando, Juan Antonio Millán lo explica muy bien en Lorem ipsum: el dolor y la tipografía.

No es el único texto curioso que se emplea en diseño. A la hora de elegir una tipografía, es importante examinar el aspecto de todos y cada uno de los caracteres para evitar sorpresas posteriores (que no incluya vocales con tildes, que la s tenga un aspecto espantoso, que las comas sean indistinguibles, etc.). Para ello se emplean los pangram, frases que utilizan todos los caracteres de un idioma y que por tanto nos permiten hacernos una idea acerca del efecto que tendrá una determinada tipografía. En inglés, el pangram más utilizado es:

The quick brown fox jumps over the lazy dog

Mientras que en español suele emplearse el siguiente:

El veloz murciélago hindú comía feliz cardillo y kiwi. La cigüeña tocaba el saxofón detrás del palenque de paja.

Estos pangram se emplean como texto por defecto en los ordenadores. Así, si se abren ustedes un documento de Word y escriben =rand(x,y), aparecerá repetido el pangram correspondiente y veces en x párrafos.

Si les ha picado la curiosidad y quieren saber qué pangram se usan en otros idiomas, pueden recurrir a la entrada sobre Pangram en la Wikipedia.

Sean felices ;-)

5 de abril de 2008

Un poquitín de proselitismo

Hace mucho que no hablo de cómics por aquí. En realidad, hace mucho que no hablo de nada debido a mi habitual falta de tiempo. Así que, aprovechando un enlace que he descubierto en la siempre recomendable Drawn!, he decido romper mi silencio para darme a la única clase de proselitismo que practico: la del cómic.

Y es que estos últimos años he introducido, casi sin querer, en varios amigos el gusanillo del cómic. Para algunos se trataba de un arte absolutamente ignorado. Otros, aunque ya eran fans, sólo conocían las obras procedentes de la vertiente americana. El caso es que tanto a unos como a otros tuve que acabar explicándoles las diferencias entre las tres grandes corrientes imperantes en el cómic: la americana de los superhéroes, el manga japonés y la BD francesa. Por supuesto, como todas las clasificaciones, esta no supone más que una simplificación injusta e inexacta pero creo que resulta muy útil para hacer ver a quien se inicia en el cómic que el noveno arte tiene un lenguaje propio, muy rico, que va mucho más allá de Spiderman y los 4F.

La primera reacción cuando alguien oye hablar de las tres escuelas del cómic suele ser de sorpresa: "Ah, pero ¿hasta hay tres escuelas? ¿Tan distintas son entre sí?". Y a continuación suele venir una avalancha de preguntas que yo voy respondiendo como buenamente puedo. Resulta francamente difícil sintetizar las notables diferencias en cuanto a planteamiento narrativo y resolución gráfica entre las escuelas, más aún cuando el que escucha es alguien absolutamente profano. Por eso, cuando el otro día descubrí una web en la que se hace una comparativa entre el cómic americano de Star Wars, realizado en los años 70, y la versión manga, me guardé el enlace para ponerlo en un post.


Creo que estas dos resoluciones de una misma escena resumen a la perfección una y otra filosofía de la viñeta. De la americana poco voy a decir, ya que es sin duda la que resulta más familiar. El dibujo tiende al realismo, los encuadres siguen una pauta bastante cinematográfica y suele haber bastante texto que quiere completar -a menudo de forma redundante- lo que cuenta la viñeta. En cambio, el manga es rabiosa y radicalmente visual. El texto suele ser mínimo y hay una obsesión por el movimiento y la composición. La página es puro ritmo, con un uso de la transición entre viñetas muy diferente de lo que se acostumbra en occidente (sobre este tema, resulta muy recomendable el análisis que realiza Scott McCloud en su obra Entender el cómic).

No es que me apasionen ni uno ni otro. Mis preferencias van más por la línea BD y por toda una serie de maestros inclasificables. Los superhéroes me dejaron de interesar -salvo alguna obra muy concreta- hace muchos años y el manga en general no acaba de engancharme -a excepción de la trepidante Akira, del maestro Tezuka, el quasi-BD Taniguchi y alguna que otra cosa suelta-. Sin embargo, si he de escoger entre ambos, me quedo sin duda con el sentido el ritmo y el tiempo del cómic japonés.

Y, bueno, ya que estamos, puesto que no sé cuánto tiempo voy a tardar en sacar un rato para escribir otro post, me van a permitir ustedes que les recomiende un par de joyitas. Se trata de dos obras muy diferentes en cuanto a tono y planteamiento pero que abarcan con sobrado éxito el reto de ponerse en la piel de un niño que ha perdido a su madre. Un tema tan difícil y delicado podría muy bien haber caído en el histrionismo plañidero o en la ñoñería más absoluta. En cambio, ambas obras logran mantener muy bien el pulso del enfoque que escogen.

La primera vez que oí hablar de Mi mama está en América y ha conocido a Búfalo Bill fue gracias a la reseña del siempre acertado Álvaro Pons. En seguida me la guardé para futuras adquisiciones pero el amigo polizón -¡gracias! :-)- se me adelantó y me la prestó. La leí con avidez y en menos de una semana corrí a la librería a comprármela.

El dibujo de Émile Bravo, pese a su aspecto sencillo y naïf, consigue una expresividad al alcance sólo de maestros como Bill Watterson. Un estilo idóneo para acompañar a la historia que propone Jean Regnaud, una historia dulce, tierna y a la vez terrible que nos sitúa de modo impecable en ese proceso de incomprensión y continuo descubrimiento de su protagonista de 5 años. Todo ello sazonado con deliciosos e inesperados pequeños giros de guión.

Muy distinto es el tono de Madre... vuelve a casa. Nuestro protagonista en este caso es unos pocos años mayor y por tanto plenamente consciente de lo que ocurre. El escapismo aquí es la única vía posible ante la situación a la que se ve abocado, obligado a cuidar de un padre cegado por el dolor. Un dolor cuya locura llena todas las páginas y se transmite al lector a través del dibujo seco y desnudo. Porque en realidad el protagonista de este cómic es ese mismo dolor que paraliza hasta la locura y que acaba cobrándose nuevas víctimas a su paso.

Un tebeo tan recomendable como poco conocido que, pese a su profundidad, ha tenido mucho menos renombre que otros de calidad bastante inferior. Un cómic que además, como bien remarca Álvaro en la reseña enlazada más arriba, ha sido editado con gran mimo por una de las mejores editoriales que tenemos en este país (ya podrían aplicarse el cuento muchas de los editores de "literatura seria").

20 de enero de 2008

50 añitos de Mortadelos

Como bien se encarga de recordarnos Álvaro Pons, hoy se cumplen 50 años de la publicación de la primera historieta de Mortadelo y Filemón.

Durante muchos años les odié. Creo que no exagero si afirmo que con diez años me había leído todas y cada una de sus extensísimas aventuras. En mi barrio había una tienda en la que por un duro y un tebeo te podías llevar a casa otro tebeo. Cada dos o tres días me detenía allí de vuelta del colegio para cambiar el tebeo que ya me había leído por otro nuevo.

El humor de Mortadelo se basa en un mismo esquema que se repite historieta tras historieta. Tal fue mi empacho que todas las nuevas historietas me sabían irremediablemente a déjà vu. De hecho, si me compraba un Supermortadelo, con frecuencia me saltaba la parte de Mortadelo y Filemón y me centraba en el resto de historietas. Simplemente, se me hacían simples y repetitivas. Mis preferencias andaban ya por Astérix y Tintín. Y Superlópez.

Poco a poco fui creciendo y, tras una breve pasada por los superhéroes Marvel, desembarqué, de lleno y para siempre, en la BD francesa. Mi estantería se iba llenando de cómic-books -más tarde novelas gráficas- al tiempo que crecía mi desdén por Mortadelo y Filemón.

Y es que durante muchos años en este país el cómic era inmediata e irremediablemente asociado con Mortadelo. Tratar de convencer a alguien, en plena Facultad de Filología, de que un cómic puede contener más literatura que la mayoría de las novelas era toparse de lleno con un sinfín de prejuicios asentados en gente que jamás había ido más allá de Mortadelo. ¿Literatura en el profesor Bacterio, Ofelia y el superintendente Vicente?

Creo que, al igual que en mi caso, los cómics de Mortadelo han sufrido por ello de un cierto desdén y descrédito por parte de los aficionados durante muchos años. Un desdén fruto de su popularidad, del hecho de que durante toda la crisis de los 90, cuando casi nadie leía tebeos en este país, ellos seguían encabezando las listas de publicaciones más vendidas.

Hace un par de años, en mitad de una mudanza, encontré una carpeta llena de dibujos de mi infancia que mi madre -esas cosas maravillosas e incomprendidas que hacen las madres- se había dedicado a recopilar contra mi voluntad. Reconozco que me emocionó el hallazgo. Y también me sorprendió enormemente. Porque pude reconocer casi en cada dibujo algún rasgo que apuntaba directamente a los cómics de Ibáñez. Esos dibujos estaban plagados de recursos gráficos extraídos de los tebeos de don Francisco. Y entonces caí en la cuenta de cuánto habían significado esos tebeos para mí, de cuánto les debo como lectora, de cuántas horas he pasado dibujando inspirada por ellos, de cuántos apuntes de clase he llenado de monigotes que beben directamente de su estilo. Y me di cuenta, sólo entonces, de la grandeza de la obra de Ibáñez. Porque lo que diferencia a las grandes obras del resto es su capacidad para ir y venir en nuestra vida, de tomar significados diferentes en diferentes etapas, de apasionarnos y repelernos en función de nuestro estado vital.

Por todo ello, muchas felicidades, don Francisco.

27 de septiembre de 2007

Persépolis en el camino al Oscar

Que Francia anda en otro universo en lo que a cuestiones culturales se refiere es algo que tengo claro desde hace muchísimo tiempo. Basta con echar un vistazo a la calidad con la que se edita cualquier revista allí, envidiar el mimo con el que cuidan y protegen el buen uso del lenguaje o disfrutar con alguna de esas joyitas cinematográficas que de vez en cuando caen por nuestras pantallas.

Aún así, todavía hay noticias que me sorprenden. Acabo de enterarme por Diario de tebeos -sé que la noticia no es fresca, pero es lo que tiene la desconexión vacacioneril- de que este año presenta al Oscar una película de animación. La noticia, en sí, no sería sorprendente si no fuera porque no concursa en el apartado de Mejor película de animación, sino en el de Mejor película extranjera. En otras palabras: los franceses han decidido que este año les va a representar una película de animación que, además, está basada en un cómic.

Hasta ahora no había hablado de esa obra maestra que es Persépolis más que de pasada en este post que recomendaba 5 títulos para iniciarse en el cómic. El dedicarle un post en exclusiva era una de esas tareas pendientes que siempre vas aplazando por el miedo de que tu reseña no esté a la altura. Y es que Persépolis, pese a su aparentemente tosco dibujo, engancha en la primera página. Marjani Sartrapi, su autora, logra meternos de lleno en la historia de su vida, a medio camino entre Irán y Austria, con una capacidad para reírse de sí misma nada habitual en la literatura actual -salvo, quizás, en la estupenda Amelie Nothomb.

Su dibujo, simple y esquemático, pero con una capacidad para transmitir ideas y emociones fuera de lo común, nos conduce de la mano a través de la historia reciente de Irán. Pocas veces encontrarán ustedes una forma más perfecta de expresar el desarraigo del emigrante, el conflicto de identidad de los que acaban sintiéndose extranjeros en todas partes. Y todo ello, analizando con implacable crítica los desórdenes y contradicciones de ambas sociedades, la iraní y la occidental.

La película también es fruto de Satrapi, responsable de guión y dirección. Y se nota sólo con ver el trailer. Porque, por lo poquito que se ve en este, ha logrado ese difícil equilibrio de seguir siendo fiel al cómic original sin subordinarse hasta el punto de que la película pierda su entidad como lenguaje cinematográfico.

En fin, no sé cuándo se estrenará en España -espero que pronto-, pero les recomiendo que no se la pierdan. Y, a poder ser, veanla en versión original. Las voces de Catherine Deneuve y Gena Rowlands bien lo merecen.

Les dejo con su trailer. Sean felices ;-)



Página oficial.
Sinopsis y ficha técnica.

Actualización: en los comentarios de Diario de tebeos alguien menciona La princesa Mononoke como antecedente de película de animación presentada al Oscar para respresentar a todo un país. No me sorprende en absoluto, porque la sensibilidad japonesa hacia la animación y el manga es muy diferente a la nuestra. Allí es una auténtica religión donde muchos títulos alcanzan tiradas que harían palidecer a cualquiera de nuestros best-sellers.

6 de agosto de 2007

El fotógrafo

A buen ritmo, atacamos nuestro primer puerto. Es la montaña frontera, el Dewana Baba, el Pico del Viejo Loco. 5.000 metros. Me advirtieron que no sería nada fácil. Efectivamente, es muy duro. Subimos toda la noche a marchas forzadas una interminable cuesta de piedras que ni siquiera podemos ver. Mientras me repito insistentemente que no lo voy a conseguir, mis pies siguen avanzando. Hace cada vez más frío. A eso de las cinco, despunta el alba. Confieso que al superar el puerto, muerto de cansancio, me pregunto qué estoy haciendo allí. Y, como siempre, respondo sacando fotos.
En 1986, el fotógrafo Didier Lefèvre se unió a un equipo de Médicos sin Fronteras que organizaba una expedición humanitaria al corazón de Afganistán. Era su primera gran misión fotográfica y, aunque sabía que se enfrentaba a una gran aventura, cualquier idea preconcebida acabó pronto superada por lo que vivió aquellos meses, en plena guerra entre los soviéticos y los mujahidin.

Años más tarde, su amigo Emmanuel Guibert, autor de comics como La hija del profesor o La guerra de Alan, decidió que era una historia digna de ser contada. Nace así El fotógrafo, un trepidante cómic que combina hábilmente los dibujos de Guibert con las fotografías de Lefèvre para componer un apasionante y desmitificador relato del Afganistán de entonces.

Altamente recomendable.

5 de febrero de 2007

Astiberri 2007

La editorial Astiberri ha colgado en su web su nuevo catálogo de novedades para este 2007. Echándole una ojeada, he caído en la cuenta de que gran parte de mis cómics preferidos han sido editados por Astiberri. La cosa promete, y mucho, para este año. Evidentemente, me acaba de asaltar una fiebre consumista irremediable. Menos mal que la tienda de cómics más cercana me pilla un pelín a desmano, que si no...

Esta pequeña editorial no llega a siete años de vida, pero gracias a la excelente selección de títulos y la cuidada edición de los mismos, ha demostrado que es posible triunfar en un mercado tan saturado y con tantos problemas como el editorial. Basta con una buena dosis de ganas y saber hacer. Ya podrían aplicarse el cuento las "grandes", empeñadas en dar siempre más de lo mismo.

Y háganme caso: tanto si son lectores habituales de cómics como si las únicas viñetas que leen son las del genial Forges, aparten sus prejuicios por un rato y háganse con un ejemplar de Blankets, Madre, vuelve a casa o La autopista del sur. Se sorprenderán, seguro, al encontrar mucha más literatura en sus páginas que en la mayoría de las obras que pueblan las listas de éxitos literarios.

2 de enero de 2007

31 de diciembre de 2006

No hay nada como tener curro

En efecto, no hay nada como tener curro... para no currar. Aquí llevo ya dos días peleándome con el librito de Plástica y dedicando más tiempo a cualquier otra cosa en lugar de quitármelo de encima de una vez. Es lo que tiene trabajar de freelance, que al final siempre acaba una dándose el atracón el último día y jurándose a sí misma que la próxima vez aprovechará todos los días para trabajar un poquitín. Pero una no sería una si cumpliera las promesas que se hace a sí misma, así que descuiden que la próxima vez volveré a bloguear sin parar, a ver de forma compulsiva capítulos de series, a comentar a diestro y siniestro en blogs ajenos y a pasarme horas buceando por el You Tube.

A propósito de todo esto, llevaba semanas sin pasarme por el renovado blog de Mike Bonales (imperdonable, Mike, lo sé ;-) ) y resulta que me he encontrado con una estupenda noticia: Mike colaborará de forma habitual en la recién estrenada edición española de la mítica revista americana MAD. Mi más sincera enhorabuena a Mike. Espero que esta revista tenga una larga vida y no se sume a la lista de revistas de cómic que han tenido que cerrar recientemente.

Y, bueno, aprovechando que Mike le dedica un artículo en su blog, voy a colgar aquí un trailer que llevaba mucho tiempo queriendo comentar. Se trata de un avance de la película 300, la última adaptación al cine de una obra del genial Frank Miller. Si ustedes vieron Sin City, seguro que no les dejó indiferentes.



El cómic 300 está entre mis favoritos. Su guión puede ser más o menos discutible, pero es de una calidad gráfica absolutamente epatante. Por lo que se ve en el trailer, parece que para esta adaptación han seguido el camino escogido en Sin City y tratan de reflejar el cómic lo más fielmente posible. Personalmente, no suele gustarme esta opción, ya que considero que cada medio tiene su propio lenguaje y por tanto es necesario que encuentren sus propios caminos. Sin embargo, la obra de Frank Miller es tan personal y posee tanta fuerza en sí misma que quizás no sea tan mala idea respetarla al máximo. Ya veremos.

Por último, y siguiendo con el tema de los saltos del cómic al cine, quiero hacerme eco de la película que está preparando Miguelanxo Prado, el autor del fantástico Trazo de tiza. Se trata de De profundis, está realizada sobre la base de una serie de óleos y, al parecer, no contiene un solo diálogo. La verdad, me parece un proyecto tan arriesgado como interesante. Habrá que esperar al resultado final, pero, como avance, aquí les dejo el trailer:


2 de noviembre de 2006

La invasión cultural española


Creo que, a estas alturas, pocos quedarán que no conozcan esta famosa reencarnación del Juancar en Magneto. La ilustración de la derecha -aclaro para los despistados- pertenece a la serie de cómics Dinastía de M, de la Marvel.

A pesar de que sé por propia experiencia que un dibujante se pasa media vida acaparando recortes de prensa que puedan servirle de documentación en un futuro, no deja de sorprenderme la obviedad del parecido. Y es que lo normal es usar la foto para inspirarse vagamente. Aquí, en cambio, le han colado un gol a la editorial vendiéndole como ilustración lo que no es más que una foto con retoquitos del fotochop.

De todas formas, no era de esto de lo que iba a hablar, sino de la curiosa "invasión" cultural española que hay en esta interesante serie de cómics. Y es que el otro día andaba yo leyéndome el segundo de los tomos de la línea argumental de Amazing Spiderman cuando, oh sorpresa, me encuentro que el hijo de Spidey tiene posters de los Lunnis colgados en su cuarto. ¿Que no se lo creen? Vean, vean:

30 de septiembre de 2006

Algo de intrahistoria

Quiero dedicar este álbum, en primer lugar, a la memoria del abuelo Evelio.

El abuelo Evelio era jardinero en Batalla del Jarama, uno de los "hogares" de Auxilio Social donde yo pasé parte de los ocho años que, de niño, estuve internado en esta institución del Estado.

El abuelo Evelio me sacaba del colegio cuando podía y me llevaba a su casa. Esto solía ser durante las vacaciones de verano y, sobre todo, en Navidades. No lo hacía sólo conmigo; lo hacía también con otros niños, con todos los que podía, con los que no tenían a nadie que les fuera a ver. Le daba pena vernos tan pequeños y tan solos, tan desamparados. [...] Se encargaba de escribir cartas a mi madre, que estaba tuberculosa en un sanatorio de Bilbao, cartas animosas, diciéndole que yo era un buen chico, que todo iba bien y hasta le mandaba fotografías que nos hacíamos él y yo juntos para que mi madre viese lo buen mozo que yo era.

Cuando salía del colegio (las únicas veces que salí del colegio) de la mano del abuelo Evelio, yo era inmensamente feliz. Yo le llamaba abuelo, y era como si lo fuese de verdad. Le quería con todo mi corazón. Era muy bondadoso, rezumaba ternura por los cuatro costados y yo, con ocho años, era un esponja para recibirla. Me llevaba a su casa, con sus hijos, con sus hijas, con sus nietos y nietas, y yo era uno más de la familia. Me hacía una cama en un rincón de una habitación, sobre un baúl, y para mí aquello era el cielo.

Cuando me trasladaron de colegio, a otro pueblo mucho más lejos, el abuelo Evelio iba hasta allí a buscarme en verano, con la burra. Arreglaba los papeles para que me dejaran salir y me llevaba a su casa con su familia; con su familia, que de alguna forma también era la mía.

Fragmento del prólogo del cómic Paracuellos 2, Carlos Giménez.

Unamuno solía decir -y tenía razón- que la auténtica historia, la que forja los destinos de la humanidad, no es la que versa sobre batallas y hombres ilustres, sino la que refleja el día a día de las gentes que vivieron esa época, la de los "millones de hombres sin historia que a todas horas del días se levantan a una orden del sol, y van a sus campos a proseguir la silenciosa labor cotidiana y eterna".

Si ustedes, como yo, coinciden con Unamuno en que la mejor manera de aproximarse a nuestro pasado es a través de esa intrahistoria, traten de hacerse con la serie de cómics Paracuellos, una colección de pequeñas historias autobiográficas sobre ese oscuro periodo de España que fue la postguerra. Historieta a historieta, Giménez va componiendo un dibujo terrible y deprimente sobre las duras condiciones de vida en los hogares del Auxilio Social. Una vida hostil y cruel que no tiene cabida en los libros de historia, pero que, al fin y al cabo, es la única que importa: la de la gente común.

14 de mayo de 2006

Ay, esos días

¿Aún no conocen las tiras de AutoLiniers? Absolutamente imperdonable :-(

9 de mayo de 2006

Cómo se hace una tira cómica

¿Alguna vez se han preguntado cómo se hace una tira cómica? El artista Mike Bonales nos ofrece en su blog un vídeo sobre el proceso de realización de una de sus tiras.

Todas las tiras de Polo Sur aquí.
El portfolio de Mike aquí.

2 de mayo de 2006