(Este post forma parte de la serie Grandes (y pequeños) momentos de la animación. Quizás también te interese la entrada anterior.)
A estas alturas de la semana, seguro que ya ha visto ustedes los fantásticos títulos de crédito que el genial Banksy ha creado para Los Simpsons:
A estas alturas de la semana, seguro que ya ha visto ustedes los fantásticos títulos de crédito que el genial Banksy ha creado para Los Simpsons:
Y, precísamente, esta semana comenzaba con las imágenes que, en exclusiva, nos brindaba Televisión Española sobre los festejos celebrados en Corea del Norte a propósito de su 65 aniversario. Alguien dijo que era un privilegio que TVE fuera de las pocas televisiones del mundo a las que se les había permitido informar del evento. Discrepo. Mostrar imágenes dirigidas de tamaño festejo propagandístico no es noticia. No solo eso: merece un boicot periodístico en toda regla. Espero que lo de ser "cómplices" de los delirios propagandísticos de uno de los peores países del mundo (que ya es decir) no sea más que una excusa con la que colarse en el país para poder informar acerca de lo que allí ocurre. Espero ávida un reportaje alternativo de TVE. De otra forma, no me explico en absoluto que hacía allí nuestra televisión.
En cualquier caso, aunque el vídeo de Banksy no hace referencia a Corea del Norte sino a la supuesta Corea buena, la del Sur, que es adonde se ha externalizado gran parte de la producción de los dibujos de Los Simpsons, mi cabeza estableció relación inmediata entre ambos vídeos debido, probablemente, a este estupendo cómic de Guy Delisle:
Pyongyang, Guy Delisle
Pyongyang, aparte de retratar de forma inmejorable el día a día de esa inmensa cárcel que es Corea del Norte, trata otro tema no menos interesante: cómo el capitalismo salvaje y el ahorro de costes de producción llega hasta los productos más insospechados, en este caso, los dibujos animados. Al igual que Banksy en su cortinilla, Delisle nos cuenta cómo gran parte de la potente industria francesa de la animación ha sido deslocalizada hacia Corea del Norte. Los fotogramas maestros siguen realizándose en Francia, por animadores expertos y con talento, pero todos los fotogramas intermedios se encargan a compañías coreanas donde, con unas condiciones laborables lamentables, se trabaja a destajo con un coste (y una calidad) ínfimo.
Ahorrar como sea, aunque a cambio obtengamos mierda. Es como aquel chiste que contaba mi abuela: "¡A peseta! ¡A peseta!" "Si, pero ¿qué vende?" "Nada, pero ¿a qué es barato?"
Sin embargo, lo del ahorro aun a costa de la calidad no es nuevo en este negocio. De hecho, esos mismos dibujos que ahora se producen en Corea del Norte ya habían sido deslocalizados a las ex-colonias francesas, las cuales, pese a sus bajos salarios, ya no eran competitivas frente a este bonito país-cárcel.
Es más, antes de la invención de la deslocalización, se buscaban todo tipo de estrategias para incrementar la producción y ahorrar costes en la producción de dibujos animados. Hay muchísimos ejemplos de esto. Sin ir más lejos, mi querido Tamas me pasó el otro día este fantástico vídeo sobre la reutilización de animaciones en la Disney:
Claro que este caso de reutilización de materiales es casi insignificante si lo comparamos con los dos auténticos maestros de la producción de animación al mínimo coste: William Hanna y Joseph Barbera (ya hablamos brevemente de ellos en un post sobre el fin del reinado de la Disney), quienes revolucionaron completamente la industria de los dibujos animados con sus métodos de producción barata.
Pero este, queridos míos, es un tema que da para un post entero, así que, si me permiten, lo voy a dejar para otra ocasión, que ahora me marcho al cine a ver Exit through the gift shop, la peli de nuestro amigo Banksy, cuyo trailer pueden ver aquí:
Sean curiosos y felices ;-)
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