La ansiedad, como cualquier psiquiatra caro le diría a uno, viene causada por la depresión; pero la depresión, como el mismo psiquiatra informaría en una segunda visita por unos honorarios adicionales, está originada por la ansiedad. Pasé la tarde siguiendo ese círculo vicioso. Al anochecer los dos demonios se habían aunado, y, mientras la ansiedad copulaba con la depresión, me quedé sentado, mirando fijamente el controvertido invento del señor Bell, temiendo el instante en el que tendría que marcar el número del Prairie Motel para que Jake me confesara que el Departamento lo retiraba del caso. Desde luego, una buena cena me habría ayudado; pero ya me había quitado el apetito comiéndome la tarta de chocolate con la capa de hongos. O podría haber ido al cine y fumado un poco de hierba. Pero cuando se tiene esa clase de angustia, el único remedio eficaz es seguir adelante con ella: aceptar la ansiedad, estar deprimido, relajarse y dejarse llevar por la corriente.
"Ataudes tallados a mano", Música para camaleones, Truman Capote, 1979.
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