¡¡Albricias, albricias!! Vale, la exclamación no viene a cuento en este post pero ¿quién no ha querido gritar eso alguna vez? Años y años haciendo de OVEJA SEGUNDA -sin texto, por supuesto- en la función de Navidad tenían que dejarme alguna huella, ¿no? En fin, yo a lo mío: a continuar con el último post.
Raymonda (en el Palais Garnier de París)
Entre las muchas (y agradabilísimas) cosas que compartí en París, tuve la suerte de asistir a una representación de Raymonda -el primer ballet coreografíado por Nureyev tras su huida al otro lado del muro- en el Palais Garnier. Ya sólo por el placer de visitar el teatro de ópera más ostentoso y recargado del mundo merecería la pena hasta asistir al musical de los Lunnis, así que imagínense un ballet del mayor coreógrafo del siglo XX.
Y, en efecto, no defraudó. Como suele ocurrir en ballet clásico, el primer acto se hace difícil. Hay que introducir a los distintos bailarines y cumplir con el sinfín de pautas y convenciones del ballet. Pero entonces comienza el segundo acto y es cuando el inmenso genio de Nureyev se desmelena, cuando uno entra por completo y deja de importarle lo absurdo de la trama, lo forzado de las poses y las imposturas protocolarias para sumergirse en el ballet. Maravilloso.
Y, en efecto, no defraudó. Como suele ocurrir en ballet clásico, el primer acto se hace difícil. Hay que introducir a los distintos bailarines y cumplir con el sinfín de pautas y convenciones del ballet. Pero entonces comienza el segundo acto y es cuando el inmenso genio de Nureyev se desmelena, cuando uno entra por completo y deja de importarle lo absurdo de la trama, lo forzado de las poses y las imposturas protocolarias para sumergirse en el ballet. Maravilloso.
Tesoros sumergidos de Egipto
Y, de vuelta en Madrid, tocaba complacer a mi querido maximizador con una expo de su gusto, así que allá que nos fuimos al Matadero a aprovechar los últimos días antes de que cancelaran los Tesoros sumergidos de Egipto.
La colección reúne numerosas piezas encontradas en diferentes expediciones de arqueología submarina y está prolijamente acompañada de todo tipo de textos, mapas, vídeos y cronologías explicativas. A mí me aburrió un pelín, la verdad, pero reconozco que es puramente una cuestión de afinidad personal. Para cualquiera interesado en la historia antigua o la arqueología puede resultarle bastante entretenida. Además, merece la pena aunque sea sólo por los colosos y las estelas jeroglíficas.
La colección reúne numerosas piezas encontradas en diferentes expediciones de arqueología submarina y está prolijamente acompañada de todo tipo de textos, mapas, vídeos y cronologías explicativas. A mí me aburrió un pelín, la verdad, pero reconozco que es puramente una cuestión de afinidad personal. Para cualquiera interesado en la historia antigua o la arqueología puede resultarle bastante entretenida. Además, merece la pena aunque sea sólo por los colosos y las estelas jeroglíficas.
¡1914! La Vanguardia y la guerra, en el Thyssen
Lo malo de disfrutar de exposiciones tan maravillosas como la de Picasso que mencionaba en el post anterior es que una se vuelve exigente y luego va al Thyssen y se queda tibia. En cualquier caso, la expo es correcta y merece la visita. Tiene algunas obras bastante interesantes: Schiele, Grosz, Kirchner... Mucho futurismo, algo de cubismo y bastante expresionismo. Por supuesto, si no le van las vanguardias, mejor váyase al cine.
Katia Kabánova, Leos JanácekEl acabose. Qué cosa más bella. Como bien decía un conocido, resulta increíble cómo con un poco de agua y unos tablones se puede crear algo tan hermoso. Cuando el año pasado decidí ahorrar un dinerillo para regalarme un abono del Real no podía imaginar que lo iba a disfrutar tanto. Lo que había visto hasta ahora me había gustado bastante, pero es que la Katia... ay, la Katia.
La ópera cuenta la típica historia de mujer decimonónica oprimida por la sociedad que desespera por un amor imposible y cuyo final trágico se ve venir casi desde antes de coger el metro camino del teatro. En realidad, Janácek utiliza variaciones de este motivo una y otra vez en sus óperas, pero ¡lo hace tan bien! Logra transmitir tanta pasión y tanto dolor que a uno se le revuelven las tripas en el teatro. La obra es bellísima ya de por sí, pero es que todo lo demás estuvo insuperable, empezando por la orquesta, siguiendo por los intérpretes (con la magnífica Karita Mattila a la cabeza) y terminando con el excepcional montaje ideado por Robert Carsen. Sólo esta función ya compensa todo el abono. Simplemente, ma-ra-vi-llo-sa. Ahí van unas fotitos.
Después de esta Katia, miedo me da lo próximo que vea porque o están espléndidos o mucho me temo que me va a decepcionar un huevo. El listón no puede estar más alto.
Sean curiosos y felices ;-)
La ópera cuenta la típica historia de mujer decimonónica oprimida por la sociedad que desespera por un amor imposible y cuyo final trágico se ve venir casi desde antes de coger el metro camino del teatro. En realidad, Janácek utiliza variaciones de este motivo una y otra vez en sus óperas, pero ¡lo hace tan bien! Logra transmitir tanta pasión y tanto dolor que a uno se le revuelven las tripas en el teatro. La obra es bellísima ya de por sí, pero es que todo lo demás estuvo insuperable, empezando por la orquesta, siguiendo por los intérpretes (con la magnífica Karita Mattila a la cabeza) y terminando con el excepcional montaje ideado por Robert Carsen. Sólo esta función ya compensa todo el abono. Simplemente, ma-ra-vi-llo-sa. Ahí van unas fotitos.
Después de esta Katia, miedo me da lo próximo que vea porque o están espléndidos o mucho me temo que me va a decepcionar un huevo. El listón no puede estar más alto.
Sean curiosos y felices ;-)
PD. A propósito de las óperas de Janacek, merece la pena leer este hermoso artículo publicado por Antonio Muñoz Molina en El País: Un sueño de Janácek.
1 comentario:
Uff! Deamasiada información para un solo post. Tendré que volver con más tiempo.
Un saludo
Jesús Domínguez
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