... qué dos países mantienen la frontera de menor longitud? Piénsenlo bien, que es más fácil de lo que parece. Y, para que lo piensen bien, mientras, me van a permitir que divague un poquitín, que últimamente me prodigo poquito por estos lares.
No se crean, que si no me prodigo es más por pereza que por falta de tiempo, ya que andamos en temporada baja en lo que al negocio editorial se refiere y por tanto han aflojado bastante los encargos de un tiempo a esta parte.
Pero como una es culillo inquieto y no se puede estar quieta nunca, decidí aprovechar ese inusitado tiempo libre del que dispongo últimamente para hacer algo que siempre he querido hacer: esgrima. En efecto, están ustedes leyendo el blog de una de las nuevas socias de la Sala de armas de Madrid.
Llevo apenas tres semanitas pero este breve periodo de tiempo ha sido suficiente para que quede absolutamente prendada de este deporte. Es explosivo, rápido y treméndamente táctico. Exige una rapidez mental extraordinaria para decidir en todo momento la acción adecuada. Vamos, justito las cualidades que más me gustan de cualquier deporte.
Además, estoy especialmente orgullosa porque el otro día gané un combate y lo hice además contra alguien que lleva unos seis meses haciendo esgrima. Algo de suerte debí de tener, porque en el resto de los combates que he disputado me han apalizado de lo lindo, pero eso no quita para que la victoria me haya alegrado la semana.
Otro de mis grandes logros deportivos de la semana es que al fin logré ganarle un set de badminton a mi querido maximizador para gran escarnio suyo y mayor satisfacción mía.
Pero la gran novedad de estos últimos días es mi nuevo y flamante ordenador portátil. Aprovechando el Préstamo ciudadanía digital del Plan Avanza (un credito a cinco años sin intereses) he decidido darme un caprichito y comprarme un Mac.
Apenas llevo unos días jugando con él y ya estoy absolutamente rendida a sus pies. La interfaz de usuario está a años luz de cualquier otro sistema informático en prestaciones, diseño y posibilidades. En cuanto al sistema en sí, aunque es pronto para decirlo, me parece muy robusto y eficiente. Además, como en el fondo es un Unix, puedo bajar hasta las tripas del sistema cuando algo no va bien. En fin, que con mi Mac ando como Mateo con su guitarra.
Y, bueno, volvamos ya al comienzo del post -¿recuerdan?-. ¿Han pensado ya qué dos países comparten la frontera más pequeña del mundo? O mucho me equivoco o la mayoría de ustedes habrán pensado en Italia y Ciudad del Vaticano. Pues no. Son España y Reino Unido. Lo explica muy bien Diego González en este post sobre la frontera sur de España.
Fronteras, el blog de Diego, es mi último descubrimiento de la blogosfera, un blog que, como su bien indica su nombre, está dedicado a las fronteras entre países. Me tiene absolutamente enganchada, tanto que les recomiendo encarecidamente su lectura.
No sé cuántas veces he oído a alguien decir que "lo que pasa en este país no pasa en ningún sitio" a propósito de las tonterías de los nacionalistas de uno y otro signo. Pues sí, sí pasa. Y de forma muchísimo más exagerada y esperpéntica. Y es que parece que lo único que no tiene fronteras en este mundo es la estupidez humana y su capacidad para crear conflictos rocambolescos de todo tipo. Y, si no, lean, lean:
No se crean, que si no me prodigo es más por pereza que por falta de tiempo, ya que andamos en temporada baja en lo que al negocio editorial se refiere y por tanto han aflojado bastante los encargos de un tiempo a esta parte.
Pero como una es culillo inquieto y no se puede estar quieta nunca, decidí aprovechar ese inusitado tiempo libre del que dispongo últimamente para hacer algo que siempre he querido hacer: esgrima. En efecto, están ustedes leyendo el blog de una de las nuevas socias de la Sala de armas de Madrid.
Llevo apenas tres semanitas pero este breve periodo de tiempo ha sido suficiente para que quede absolutamente prendada de este deporte. Es explosivo, rápido y treméndamente táctico. Exige una rapidez mental extraordinaria para decidir en todo momento la acción adecuada. Vamos, justito las cualidades que más me gustan de cualquier deporte.
Además, estoy especialmente orgullosa porque el otro día gané un combate y lo hice además contra alguien que lleva unos seis meses haciendo esgrima. Algo de suerte debí de tener, porque en el resto de los combates que he disputado me han apalizado de lo lindo, pero eso no quita para que la victoria me haya alegrado la semana.
Otro de mis grandes logros deportivos de la semana es que al fin logré ganarle un set de badminton a mi querido maximizador para gran escarnio suyo y mayor satisfacción mía.
Pero la gran novedad de estos últimos días es mi nuevo y flamante ordenador portátil. Aprovechando el Préstamo ciudadanía digital del Plan Avanza (un credito a cinco años sin intereses) he decidido darme un caprichito y comprarme un Mac.
Y he aquí mi flamante MacBook Pro.
Apenas llevo unos días jugando con él y ya estoy absolutamente rendida a sus pies. La interfaz de usuario está a años luz de cualquier otro sistema informático en prestaciones, diseño y posibilidades. En cuanto al sistema en sí, aunque es pronto para decirlo, me parece muy robusto y eficiente. Además, como en el fondo es un Unix, puedo bajar hasta las tripas del sistema cuando algo no va bien. En fin, que con mi Mac ando como Mateo con su guitarra.
Y, bueno, volvamos ya al comienzo del post -¿recuerdan?-. ¿Han pensado ya qué dos países comparten la frontera más pequeña del mundo? O mucho me equivoco o la mayoría de ustedes habrán pensado en Italia y Ciudad del Vaticano. Pues no. Son España y Reino Unido. Lo explica muy bien Diego González en este post sobre la frontera sur de España.
Fronteras, el blog de Diego, es mi último descubrimiento de la blogosfera, un blog que, como su bien indica su nombre, está dedicado a las fronteras entre países. Me tiene absolutamente enganchada, tanto que les recomiendo encarecidamente su lectura.
No sé cuántas veces he oído a alguien decir que "lo que pasa en este país no pasa en ningún sitio" a propósito de las tonterías de los nacionalistas de uno y otro signo. Pues sí, sí pasa. Y de forma muchísimo más exagerada y esperpéntica. Y es que parece que lo único que no tiene fronteras en este mundo es la estupidez humana y su capacidad para crear conflictos rocambolescos de todo tipo. Y, si no, lean, lean:
- Baarle, el pueblo de las mil fronteras.
- Ciudades divididas: Valga/Valka.
- Las fronteras de Chipre I, II y III.
- La madre de todos los enclaves I y II.
2 comentarios:
Que disfrute de su nuevo Mac (de uno que va a hacer 4 años ya desde que compró uno, una de las compras tecnológicas que más satisfacción me ha dado ;-))
Y sí acerté lo de la frontera :-D
Que conste, amigo dekker, que gran parte de la culpa de mi nueva adquisición la tiene usted y su proselitismo mac-ero :-P
En cuanto a lo de la frontera, no esperaba menos de usted :-)
Saludos!!
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