¡¡Buf, buf, buf!! Léase lo anterior como jadeos fruto del agotamiento. Y es que estas ¿vacaciones? han sido terriblemente agotadoras -y estupendas, habría que añadir-. Resumo, deprisa y corriendo, antes de salir tarifando al último de mis viajes relámpago de estas festividades de pandereta.
Aunque aún no estaba de vacaciones, doy por comenzada mi agenda de actividades allá a principios de diciembre con la magnífica Play Strindberg que tuve ocasión de presenciar en La Abadía. Un texto durísimo, interpretado por tres magníficos actores que, aquí, se muestran más contenidos de lo habitual. Y se agradece, ciertamente, porque una Nuria Espert y un José Luis Gómez plenamente desatados hubieran supuesto un empacho de ego difícil de digerir.
Continuó mi semana plagada de actividades más prosaicas y estresantes, en un ir y venir de compras para preparar mi fiesta de inauguración del piso, varios meses después de estrenado. Una fiesta donde eran todos los que estaban, aunque faltaba alguno de los que son. Plagada de risas y conversaciones hasta la madrugada y cuyos felices efectos tuvimos que sufrir todos al día siguiente en nuestros respectivos trabajos.
Y comenzaron las fiestas. Con salidas hasta las tantas un día sí y otro también. Con excursiones relámpago al Pirineo para rodar por las laderas mientras perdía los esquíes. Con una salida a una casa rural de la comarca más rural de España para comer un sofisticadísimo quiché de espinacas, beber vino reserva de cuarenta euros y reírnos hasta las mil. Sí, no hacía falta ir hasta allí para todo ello, pero qué más da.
También tuve mucho trabajo, sí, pero ya se dice que sarna con gusto no pica y nadie me obliga a aceptar estos encargos que, con muchas prisas y poca antelación, le van ofreciendo a una. Es lo que tiene hacerse querer, que luego a una la acaban queriendo demasiado.
Y, bueno, también hubo tiempo para salidillas culturales. En el cine, Casino Royal, Brick y Banderas de nuestros padres. La primera me permitió recuperar mi fe en un personaje y una serie que hace tiempo di por finiquitada. En cuanto a Brick, una pretendida actualización de cine negro, supongo que depende mucho de las espectativas que se lleven. Las mías eran nulas, así que me resultó muy entrenida y disfruté bastante con algunas escenas francamente bellas. Por último, no puedo menos que hablar con una cierta decepción de la peli de mi adorado Eastwood. Me sobra totalmente la última media hora, que parece no tener fin y que quiere explicar hasta la saciedad aquello que no precisa ser explicado. Además, me resulta bastante sospechoso que las únicas muestras de crueldad vengan del bando japonés y que los pobres y esforzados muchachos americanos se dediquen únicamente a "no dejarse matar". Psicópatas, por desgracia, hay en todos los bandos. Nada que ver con el tratamiento sobre la crueldad y la sinrazón de la violencia que presentaba hace un año la magnífica Munich. Veremos a ver qué nos depara la visión japonesa de este mismo episodio.
Por último, Momix, hace un par de días. Acostumbro a asistir a los montajes de Moses Pendelton cada vez que pasan por aquí y he de decir que este me defraudó un pelín. Abusa del juego de luces que provocan los trajes fluorescentes en la oscuridad y ello provoca cierto hartazgo en el espectador. Además, esa misma falta de luz nos priva de lo más atractivo del espectáculo: los magníficos cuerpos de los bailarines, que quedan reducidos a las formas abstractas de sus trajes.
Y, bueno, tendría mucho más que contar - el estupendo concierto de Fangoria o la exposición sobre los corresponsales extranjeros en la Guerra Civil-, pero me están apremiando porque tenemos que salir de viaje así que aquí lo dejo. Quizás otro día. Sean felices ;-)
Aunque aún no estaba de vacaciones, doy por comenzada mi agenda de actividades allá a principios de diciembre con la magnífica Play Strindberg que tuve ocasión de presenciar en La Abadía. Un texto durísimo, interpretado por tres magníficos actores que, aquí, se muestran más contenidos de lo habitual. Y se agradece, ciertamente, porque una Nuria Espert y un José Luis Gómez plenamente desatados hubieran supuesto un empacho de ego difícil de digerir.
Continuó mi semana plagada de actividades más prosaicas y estresantes, en un ir y venir de compras para preparar mi fiesta de inauguración del piso, varios meses después de estrenado. Una fiesta donde eran todos los que estaban, aunque faltaba alguno de los que son. Plagada de risas y conversaciones hasta la madrugada y cuyos felices efectos tuvimos que sufrir todos al día siguiente en nuestros respectivos trabajos.
Y comenzaron las fiestas. Con salidas hasta las tantas un día sí y otro también. Con excursiones relámpago al Pirineo para rodar por las laderas mientras perdía los esquíes. Con una salida a una casa rural de la comarca más rural de España para comer un sofisticadísimo quiché de espinacas, beber vino reserva de cuarenta euros y reírnos hasta las mil. Sí, no hacía falta ir hasta allí para todo ello, pero qué más da.
También tuve mucho trabajo, sí, pero ya se dice que sarna con gusto no pica y nadie me obliga a aceptar estos encargos que, con muchas prisas y poca antelación, le van ofreciendo a una. Es lo que tiene hacerse querer, que luego a una la acaban queriendo demasiado.
Y, bueno, también hubo tiempo para salidillas culturales. En el cine, Casino Royal, Brick y Banderas de nuestros padres. La primera me permitió recuperar mi fe en un personaje y una serie que hace tiempo di por finiquitada. En cuanto a Brick, una pretendida actualización de cine negro, supongo que depende mucho de las espectativas que se lleven. Las mías eran nulas, así que me resultó muy entrenida y disfruté bastante con algunas escenas francamente bellas. Por último, no puedo menos que hablar con una cierta decepción de la peli de mi adorado Eastwood. Me sobra totalmente la última media hora, que parece no tener fin y que quiere explicar hasta la saciedad aquello que no precisa ser explicado. Además, me resulta bastante sospechoso que las únicas muestras de crueldad vengan del bando japonés y que los pobres y esforzados muchachos americanos se dediquen únicamente a "no dejarse matar". Psicópatas, por desgracia, hay en todos los bandos. Nada que ver con el tratamiento sobre la crueldad y la sinrazón de la violencia que presentaba hace un año la magnífica Munich. Veremos a ver qué nos depara la visión japonesa de este mismo episodio.
Por último, Momix, hace un par de días. Acostumbro a asistir a los montajes de Moses Pendelton cada vez que pasan por aquí y he de decir que este me defraudó un pelín. Abusa del juego de luces que provocan los trajes fluorescentes en la oscuridad y ello provoca cierto hartazgo en el espectador. Además, esa misma falta de luz nos priva de lo más atractivo del espectáculo: los magníficos cuerpos de los bailarines, que quedan reducidos a las formas abstractas de sus trajes.
Y, bueno, tendría mucho más que contar - el estupendo concierto de Fangoria o la exposición sobre los corresponsales extranjeros en la Guerra Civil-, pero me están apremiando porque tenemos que salir de viaje así que aquí lo dejo. Quizás otro día. Sean felices ;-)
5 comentarios:
Me alegra verte de nuevo por aquí.
Suena interesante ese "Play Strindberg" con Nuria Espert. ¿De qué va? Yo de ese hombre solo leí "La señorita Julia" y me sorprendió bastante.
A mí me gustó la nueva de Eastwood, aunque había algún personaje algo plano y me resultó un poco larga y reiterativa. Casino Royale y Brick me encantan, y no me explayo al respecto porque ya lo hice en mi blog :)
Saludos!
¡Alegría de leerte!... A los curritos que no cuentan con taaaaantas vacaciones como otr@s se nos estaba haciendo larga la ausencia de tus comentarios....
Rápidamente y sin aburrir demasiado... Casino Royal: trama más que correcta al igual que las interpretaciones, pero ¿es Bond?, a mi parecer no lo es, y cuando la he recomendado -que lo he hecho-, advierto: "ólvidate que es James Bond y disfruta de una buena peli de acción". Brick no me ha dado tiempo a verla. "Banderas de nuestros padres": ¡suspenso!, demasiados minutos -horas- para dar vueltas a algo que podía haberse contado y recreado -en su caso- en mucho menos tiempo. Creo que Eastwood ya tiene rodada la peli que muestra "el lado contrario": la visión de los japos en aquellos días. Sin duda la veré también.
¡Sigue disfrutando de tus vacas! Espero verte pronto.
... suena todo genial !! Yo voy a darle un poco a la esposa de Luis XVI a ver qué tal .. Por lo demás, como ta sabes, yo estudia que te estudia ... aunque menos de lo que me gustaría .. Ya te contaré ...
Varg: Pues sí, muy recomendable Play Strindberg. Se basa en la obra La danza macabra de Strindberg. A partir de este texto, Durremat realizó un montaje y adaptación que aporta una nueva dimensión a la obra. Y es esta segunda versión, donde se han eliminado personajes secundarios y se han potenciado los aspectos más terribles, la que se representa aquí. Así que, en realidad, la obra no es de Strindberg sino de Durremat.
Trata sobre la convivencia de un matrimonio totalmente destruido por la rutina y la mediocridad. Es francamente incisiva, la verdad.
Por cierto que, sabiamente aconsejada por el amigo Cinephilus, me hice con La visita de la vieja dama, también de Durremat. Impresionante. Y creo no equivocarme demasiado al pensar que Von Trier tenía muy presente este texto cuando rodó Dogville.
Adoro a Eastwood, pero aquí me temo que se le fue la mano :-(
polizont-e: ¡Paciencia! Mañana regreso por fin. ¡Se acabó lo bueno! :-(
Esta noche Las cartas de Iwo Jima se han llevado el Globo de Oro a la peli de habla no inglesa. Estaba cantado: era ganadora de largo en todas las quinielas de Internet. Ya veremos.
Vulcano: Esta semana ando liadísima, pero sabes que siempre estoy dispuesta para una sesión de cine. ¿La semana próxima, quizás? Ya hablamos y concretamos.
PD. Menos mal que me libré de La spettatrice :-) Si es que a veces nos pierden las filias :-D
Fidelio: Ay, Fi, yo también ando de estudios, pero mucho me temo que ni el 1% del tiempo que andas dedicando tú. Así me irá luego, claro.
En cuanto a la peli de los pololos... no sé, tenía curiosidad pero después del destrozo que le ha hecho Cinephilus, creo que esperaré un poquito a que me lleguen vuestras opiniones.
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