4 de abril de 2007

Comiendo yogures


Esta mañana, en el metro, la mujer que estaba sentada a mi lado andaba terminándose el desayuno en el vagón. Hasta ahí, todo más o menos normal. Cualquiera que coja el metro a diario acaba curado de espanto por la cantidad de cosas que la gente suele hacer allí: dormitar plácidamente, ponerse rímel (sí, no sé cómo logran hacerlo sin sacarse un ojo) o cortarse las uñas (puag!!).

No merecería, por tanto, ser comentado el hecho de que esta señora anduviera terminándose de beber su yogur con bífidus (o con oligoelementos, o con engañadina-plus) si no fuera por su "peculiar" manera de repelarlo. Pues sí, después de sorber y sorber hasta que ha dejado de caer yogur, la señora ha decidido colocarse el yogur boca abajo sobre la palma de su mano para dejar que escurriera y, a continuación, ha ido lamiéndose religiosamente el yogur de la mano en cuanto se ha ido formando un charquito razonablemente grande. Puaggg.

Cuando ha terminado, ha empezado a revolver su bolso. Ah, está buscando un kleenex, he pensado. Y, en efecto, ha sacado un kleenex, pero no para su mano, que ha seguido estando tan pringosa como antes, si no para limpiar los cristales de sus gafas. Después de limpiar con mimo las gafas, ha usado ese mismo kleenex para restregarse un ojo y lo ha guardado. Supongo que querrá conservarlo para un caso de apuro, no vaya a ser que se haga una herida y todos los kleenex a mano estén limpios.

Hombre, quien más quien menos, todos hemos hecho alguna cochinada alguna vez. Otra cosa es que la hagamos en público, claro, pero esto de los yogures parece que da mucho juego a la hora de inventar nuevas cochinadas. No sé en qué estarán pensando sus díscolas mentes, pero yo me refiero a cochinadas como derramar el yogur sobre alguna superficie para comerlo desde allí o tratar de comerse el yogur sin cuchara, ya sea metiendo la lengua hasta el fondo, ya sea empleando cualquier otro tipo de instrumento.

En fin, el caso es que, después de comenzar el día de esa forma pelín escatológica, he decidido que en cuanto llegue a casita me voy a poner a experimentar con yogures. Nada como un buen yogur de mango para alimentar la imaginación, así que algo se me ocurrirá. Eso sí, seré una tumba al respecto. ¿O acaso esperaban que se lo fuera a contar?

Pues eso. Sean felices ;-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Vaaaaya!, nos dejas con el yogur en los labios...

lopezsanchez dijo...

Cotilla!! X-D