"La recuperación de los oficios artesanales en una zona constructiva, elevar la actividad artesana al mismo nivel que las grandes violaciones e intentar comercializar los productos que, integrados en la producción industrial, se convertirían en objetos de consumo asequibles para el gran público."Walter Gropius, Manifiesto fundacional de la Escuela Bauhaus.
El siglo XX puede considerarse, sin ningún género de dudas, como el siglo del diseño. La industrialización de los dos siglos anteriores había traído la producción y comercialización en masa de todo tipo de bienes y enseres. Lo que anteriormente se fabricaba de manera artesanal y bajo demanda, comenzó a producirse en serie, dando origen a la sociedad de consumo.
La industrialización de la producción abarata los precios y objetos considerados anteriormente de lujo aparecen poco a poco en todos los hogares. Además, el orden demanda-producción se invierte: primero fabricar, después colocar el producto. Se estaban sentando las bases del márketing, esa ciencia difusa que consiste en inventar necesidades antes inexistentes.
Y es en este contexto en el que surge la Bauhaus. De ella emanarán todas las teorías y conceptos de lo que hoy se conoce como diseño industrial. Puestos a fabricar artículos de consumo para la masa, dignifiquemos dichos artículos, hagamos de cada objeto una pequeña obra de arte, lista para usar cotidianamente pero con una belleza intrínseca digna de ser contemplada.
El resto de la historia es bien conocida: el diseño lo invade todo. La vajilla, los muebles o las cortinas: cualquier mínimo objeto de los que nos rodean puede tener un valor estético más allá de la mera funcionalidad para la que fue creado.
Pero la segunda parte de la historia estaba aún por llegar. Si a lo largo del siglo XX el diseño había logrado introducirse en la parte productiva, no ocurría en la misma media por lo que respecta a la publicidad, costreñida aún dentro de formatos anodinos y tradicionales.
Es ahora, durante la última década del siglo pasado y estos primeros años de éste, cuando los medios técnicos y tecnológicos van permitiendo nuevos caminos en la práctica publicitaria. Desde el packaging más elaborado hasta la búsqueda de nuevos soportes para la publicidad callejera.
Como ejemplo, el de la fotografía de la de la izquierda. Forma parte de la campaña No está ocurriendo aquí, pero está ocurriendo ahora de Amnistía Internacional Italia, que emplea las marquesinas de los autobuses como soporte. Tenéis más imágenes de la campaña en este enlace.
También en esta búsqueda de nuevos soportes y medios de expresión, se enmarca la campaña Know what to do de la Cruz Roja canadiense.
Otros magníficos ejemplos están recogidos en este post.
Nota: los ejemplos publicitarios nos han llegado a través de un post de Pixel y dixel (gracias ;-) ).
Nota: los ejemplos publicitarios nos han llegado a través de un post de Pixel y dixel (gracias ;-) ).
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