4 de julio de 2006

El Jardín Botánico

Aprovechando estos días de solecito me pasé hace poco por el Jardín Botánico, uno de mis lugares preferidos. Entre turistas y árboles centenarios no pude menos que fijarme en el deterioro del Jardín. Ejemplares que crecen sanos y vigorosos en, por ejemplo, las macetas de mi abuela apenas serían reconocibles aquí de no ser por el letrero. Es descorazonador este estado de abandono.
Me estaba preguntando el porqué de esta desatención cuando me percaté de que el titular del Jardín es el CSIC. Por lo visto, al pobre Jardín le ha tocado ser una metáfora -otra más- de la situación de la ciencia en España.
El hilo del razonamiento me llevó a recordar esta famosa cita ilustrada a propósito del tema:
El español tiene aptitud para las ciencias. Existen muchos libros y, sin embargo, quizás sea la nación más ignorante de Europa. ¿Qué se puede esperar de un pueblo que necesita permiso de un fraile para leer y pensar?
Un libro impreso en España sufre regularmente seis censuras antes de poder ver la luz, y son un miserable franciscano o un bárbaro dominico quienes deben permitir a un hombre de letras tener genio.
Fragmento del artículo "Espagne", escrito por Masson de Morvilliers para la Encyclopedie Methodique (1782).

Bien, de acuerdo, ya no tenemos inquisición ni censura previa y seguimos en las mismas, con la inversión privada volcada en el ladrillo y la investigación pública enmarañada en un sinfin de trámites burocráticos y, lo que es más flagrante, infinitas trabas para que los investigadores alcancen estabilidad laboral y un sueldo digno. Mucho me temo que el problema es bastante más profundo y radica, entre otras cosas, en ese ideal "rentista" tan común en nuestro país. Ganar ingentes cantidades de dinero trabajando lo menos posible: esa es la aspiración de gran parte de nosotros. La Revolución Industrial pasó de puntillas por aquí porque las rentas del campo, lejos de reinvertirse en crear industria como ocurrió, por ejemplo, en Inglaterra, se derrochaban en vivir con la mayor ostentación posible. Los tiempos pasan y las modas cambian. Ahora en otros lugares se invierte en I+D, nosotros en ladrillos. Rentas y especulación para seguir siendo señoritos. Y mañana, dios dirá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ejemplo de "investigación" en España: La universidad

La verdad es que no sería malo que la universidad investigara - y es hasta lógico - si no fuera porque los equipos de investigación de la universidad - al menos los que yo he conocido - son una de las mafias más terrible con la que te puedes encontrar. Endogámicos como el resto de la universidad, la única forma de conseguir cierta estabilidad que al menos te deje vivir es hacer la pelota - por decirlo suavemente - y tragar con todo, eso sí, con míseros sueldos y nulos derechos adquiridos (seguridad social, etc). También debes tener claro que el único que "pita" es el director del equipo y que tu no eres ni serás nadie a pesar de hacer todo el trabajo que se suele plasmar en una tesis doctoral de varios años y con casi ningún resultado productivo - ni personal ni global.

Es raro que la gente aguante y al final una de dos o dejas el equipo de investigación con lo que tu conocimiento adquirido se pierde o te vas al extranjero donde se te reconoce en lo que vales mucho antes que aquí y encima se paga mejor.

Es solo un ejemplo. ¿Con la construcción hemos conseguido lo que parece que en España es la meta máxima? ¿Ganar un dineral sin trabajar?

lopezsanchez dijo...

Bueno, creo que hay de todo en la universidad pero lo que predomina es más bien lo que comentas, dekker. La universidad paga mal y tarde, se está demasiado a merced de los caprichos (o la profesionalidad, que también la hay) del director del proyecto y, a menudo, los criterios por los que se escogen a los miembros del equipo son, cuanto menos, peculiares.
Conozco a varios investigadores universitarios y sus situaciones son muy diversas. Unos están encantados con su labor investigadora y otros a punto de tirar la toalla. Todos se quejan invariablemente de dos cosas: su precariedad laboral y los interminables trámites burocráticos.
En el CSIC tampoco mejora la cosa. Alguien me comentó que la media de edad de la gente que logra obtener su plaza de investigador roza los 40 años. Vamos que o te has pasado unos 15 años en esa institución saltando de beca en beca y de contrato temporal en contrato temporal o no tienes nada que hacer en la oposición.
De todas formas, pese a que la situación de la investigación con financiación pública es claramente mejorable, creo que nuestro mayor déficit está en la inexistente inversión privada. En un mercado tan globalizado como el actual sólo se puede competir con la excepcionalidad: I+D, diseño, productos de gama alta... El día de que las empresas de este país se den cuenta de esto otro gallo cantará. Si es que llega ese día, claro.

Anónimo dijo...

Sí, es cierto. Pero volvemos a lo mismo, todos quieren ganar dinero enseguida y claro investigar a corto plazo no da dinero y eso "no mola". Telefónica tiene una empresa dedicada en "exclusividad" a la Investigación y Desarrollo y se llama así "Telefónica I+D". La empresa no sé si existe todavía o ya se ha transformado pero la verdad es que tenía muy poco de "I", sólo hacía "D". Supongo que los orígenes fueron buenos, después me imagino que como lo importante era ganar dinero y rápido el tema de I se fue arrinconando y cuando yo lo conocí de primera mano hacía sólo desarrollo. Un ejemplo de los muchos que lamentablemente hay.

lopezsanchez dijo...

Efectivamente. El problema es la ganancia inmediata y sin esfuerzo. Yo sí conocí una empresa de I+D puro. Se dedicaban a hacer herramientas de búsqueda para gestionar el conocimiento de las empresas. Al principio no tenían producto que vender, puesto que estaban investigando algoritmos y demás cosas. ¿Cómo es posible una empresa así? Bueno pues por lo visto existen grupos de inversores en Estados Unidos que se dedican a invertir en empresas de I+D para que investiguen. Saben que en el 90% de los casos la inversión es a fondo perdido, porque el camino de investigación escogido no da frutos y la empresa acaba desapareciendo antes de tener un producto comercializable. Pero también saben que ese 10% restante, el de las empresas que logran encontrar algo que merezca la pena les hace ganar cantidades ingentes de dinero que compensan con creces las pérdidas anteriores.
De hecho, el caso de la empresa que comento pertenece a ese 90% en el que la financiación se terminó antes de lograr un producto comercializable. Pero la historia no es triste porque los trabajadores estaban tan bien preparados gracias a la política empresarial que se había seguido que no conozco a ninguno que no tuviera curro en excelentes condiciones en poco tiempo. Lo cual demuestra que invertir en talento y conocimiento es rentable.