Está en rojo y, sin embargo, Pedro no pone su motor en punto muerto. Nunca lo hace. Mantiene la marcha metida y adelanta poco a poco su coche a la espera del semáforo. Cuando cambie a verde, ya hará un rato que traspasó el paso de cebra. Carece de paciencia. Le vuelve del revés esperar en los semáforos.
En la oficina de al lado, Teresa toca insistentemente el botón del ascensor. Sabe que tardará -son 19 pisos-, pero esa certeza no sirve para calmarla. Un minuto puede resultar inmenso viendo iluminarse los distintos pisos.
Varios metros más abajo, el metro entra en la estación. Una anciana empuja impaciente a dos fornidos hombres. Quiere salir. Los dos hombres se miran, impasibles, y sonríen con displicencia. No se apartarán: el metro aún no se ha detenido y ellos también quieren salir. Pero la anciana seguirá empujando, ansiosa, tratando de llegar a la puerta.
Aquel hombre golpea la máquina de cocacolas porque pensó a los dos segundos que se había tragado sus monedas. Esa otra mujer chasquea la lengua al considerar que la cajera tarda demasiado en atender a los clientes del banco. Y el hombre joven, que engulle a diario con repugnancia su leche fría porque nunca acaba de esperar a que se caliente bien en el desayuno. Y Doña Juana, que tratará invariablemente de colarse en la frutería. Y el anciano del quinto, que cruzará con su paso torpe por mitad de la calle para no tener que subir hasta el semáforo.
Minutos, segundos apenas. ¡Precioso tiempo que no podemos derrochar! Después, ya en casa, todos ellos dejarán que el sofá les engulla mientras pasan las horas frente al televisor. Para eso, claro está, llevan ahorrando preciosos segundos todo el día.
3 comentarios:
Estos son de los que no saben llenar el globo :-P
MUAAAAAAAAAAAAAAA
X-D
... o de los que lo quieren llenar a base de nimiedades, quién sabe ;-)
Oye, llevabas razón con lo de las palabras de verificación. Menudos palabros me tocan últimamente :-(
Vaya galería nos propones, guapa... Vamos, de esos que nos alegran el día a día con su existir...
Las personas desarrollamos una serie de tics que mostramos sin impunidad en público... Es como si el anonimato fuera una especie máscara bajo la que pudiéramos desarrollar todo tipo de comportamientos incívicos. Ayer, una señora de esas innombrables que van en el autobús, al entrar yo y dirigirme a un asiento que quedaba vacío, ella (que ya estaba sentada, pero en un asiento que ella debái considerar "peor") Se levantó como una flecha, me arrolló literalmente (y sin pedir disculpa, claro) y se sentó casí cuando yo tenía á un pie metido en el asiento... Por supuesto ni mirarme. Coge una revista y se pone a hojearla como si nada... De verdad, me quedé mirándola como con cara de "no me lo pued creer" Y cuando miré el restro de pasajeros, todos me miraron con cara de complicidad, como diciendo, sí, la verdad que vaya tía... En fin, que llevo toda la semana mirándola con cara de malas pulgas, pero ella nada, saca su revista, y hasta se hurga la nariz (mostrando su autoconciencia de intimidad anónima de que os hablaba)
En fin...
Y, por completar el relato, te comento que la pareja de mi prima Inma (la que tengo puesta en el enlace) que es fotógrafo, tiene una expo en marcha, que además ahhora está expuesta en Valsaín, que se llama Présa (prisa, en gallego) y está muy bien.. OS paso un enlace a su página desde donde tenéis un enlace a algunas de las fotos de la expo (hay que pinchar en Présa). También es una idea para hacer algún domingo de verano, ¿no? Con lo chulos que están esos bosques para dar antes o después un paseo...
http://www.xacobe.tk/
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