¿Qué bloguero no se ha preguntado alguna vez por qué leches abriría su blog? ¿Quién no ha sufrido un ataque de pánico del tipo dioshoynoséquédecir?
Sí, me gusta escribir. Pero la sensación página en blanco que a veces tengo en el curro, la de tener que llenar un hueco y no saber de qué, suele anular el gusto de escribir. Entonces, ¿qué hago? Podría decir que alimentar mi ego y superar inseguridades tratando de agradar a desconocidos. Pero también podría decir que compartir cosas es algo que merece la pena, y que si consigo que alguien sonría o le pique la curiosidad por algo que no conocía, como me pasa a mí, doy mi tiempo por muy bien empleado. Así que aquí estoy, divagando como buen columnista reciamente hispánico. Ahora debería insultar al columnista del diario de enfrente con giros gongorianos. Sería lo propio. Llamarle acémila o algo así.
Este texto es corto y pego del blog de Pierre. El resto de la entrada,
aquí. Y no se pierdan el comment de
Fanshawe:
Ahora tienes que analizar el fenómeno blog diciendo las diez reglas para ser un buen blogger. Y no te olvides dentro de dos meses amenazar con cerrar los comentarios y dentro de tres hacer un post que diga "Hasta aquí llego. Gracias a todos" y no escribir en otro mes, en el que volverás diciendo "Después de un período de reflexión...".
Por cierto, yo también adoro las metacosas. Sean felices ;-)
2 comentarios:
Comentario algo espinoso, ¿no?, teniendo en cuenta las cosas que uno ha visto últimamente por el bloggerío más cercano...
Jiji, pues no iban por ahí los tiros, la verdad. Es que es un fenómeno más común de lo que te imaginas. En tres años de lectora de blog he visto esa evolución por lo menos en dos docenas de blogs.
Ays, vulcano, vulcano, no te lleves las cosas a donde no van X-D
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