19 de diciembre de 2005

Me gusta

El beso que, entre sueños, te robo cada mañana.
Tus ojos de ciervo al mirarme cada noche.
Que me erices la piel como sólo tú sabes hacerlo.
Remontar tu pecho con mi mano, sintiendo tu vello juguetear entre mis dedos.
Tu habilidad para domesticar mis tempestades.
Que me huelas, me aspires, me absorbas... por más que me queje cada vez que lo haces.
Enredarme en ti. Y que tú te enredes. Y que juntos formemos un interminable nudo azul.
Y tu risa, oh sí, tu risa que aun ahora me llena de ternura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"al alba venid, buen amigo
al alba venid..."
no es sorprendente que la lírica sea el único género que nace del amor y no del rito
no es sorprendente que el sexo (esa noche que deseamos sea eterna) se convierta en motor de los primeros texto
sí es sorprendente -siempre y en todo punto- cuánto y cómo puede significar ese vello, esa respiración o esa risa de la persona amada en nuestras vidas