10 de septiembre de 2008

La esperanza de la ciencia

Hoy se pondrá en marcha en el CERN el Gran Colisionador de Hadrones. En la prensa, al menos hasta el momento en que estoy escribiendo este post, no ha tenido demasiada repercusión. Ya sea por la complejidad para que el gran público entienda por qué este acontecimiento tiene revolucionada a la comunidad científica, ya sea porque en los últimos años nuestros medios parecen secuestrados por las SS (sucesos + sociedad), el caso es que no ha tenido el eco que uno esperaría.

Hace unas semanas, Kirai rememoraba los meses que pasó investigando en el CERN en un interesante post. Para mí, lo mejor, sin duda, del post son sus expectativas acerca de lo que puede llegar a suponer el GCH (LHC en sus siglas en inglés):
[...] el LHC va a reactivar la física a nivel mundial, sobre todo la física de partículas que está bastante “atascada” desde hace casi 20 años. Todo el mundo científico espera que se detecte por primera vez el boson de Higgs, la partícula responsable de dar masa a todas las demás partículas del universo. Pero yo creo que lo mejor y más interesante serán los descubrimientos inesperados, estoy seguro que se descubrirán muchas cosas no predichas por la física teoría y seguramente haya que rehacer el Modelo Estándar.

[...] el LHC es el experimento científico más grande llevado a cabo jamás por la humanidad, ha sido construido con tecnología de más de 100 países, han participado más de 7000 científicos, ha sido construido con dinero de cerca de más de 80 países y servirá para descubrir cosas que cambiarán el mundo a través del desarrollo de nuevas tecnologías de aquí 30-40 años. Habernos puesto de acuerdo TODOS para construir el LHC me parece que es el mayor logro de nuestra civilización y me siento orgulloso de haber puesto un grano de arena en ello.
Las negritas son suyas. Como no soy física -más quisiera yo- no alcanzo a entrever todas las implicaciones de este inmenso experimento y, por tanto, no comparto el optimismo de Kirai hasta ese extremo. No obstante me parece hermosísima esta especie de fe en el progreso de la humanidad que ha despertado en gran parte de la comunidad científica.

A mediados de los años 50, en un congreso celebrado en Darmouth, McCarthy, Minsky y Shannon utilizaron por primera vez el término Inteligencia Artificial. Estaba naciendo la ciencia de la computación y hacía poco que se habían puesto en marcha los primeros ordenadores. Matemáticos, ingenieros y científicos en general saludaban con optimismo esta nueva ciencia que nacía. Se decía que en diez años se habría conseguido que las máquinas razonaran y todo un futuro de avances increíbles se abría al amparo de la nueva inteligencia artificial. Pronto esa suerte de fe esotérica que a veces sacude a la ciencia se dio de bruces con el puro y real empirismo y aún hoy, casi sesenta años después, estamos lejísimos de lograr que las máquinas piensen. Fue bonito mientras duró, cabría decir.

No sé si el Gran Colisionador de Hadrones acabará en sueño roto o iniciará una nueva revolución científica. El tiempo lo dirá. Hasta entonces, me quedo con el hecho de que hayamos sido capaces de construir algo uniendo el esfuerzo de tanta gente de tantos países. Sólo por eso habrá merecido la pena.

Sean curiosos y felices ;-)

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