Vi la noticia por primera vez en El bibliómano. Ayer, aunque el post es algo anterior al de El bibliómano, me volví a encontrar la noticia en The cool hunter.
El proyecto: restaurar y adaptar la antigua iglesia Selexyz dominicanem de Maastrich para albergar una biblioteca. El resultado, un proyecto del estudio Merkx+Girod, es fascinante y ha merecido el Premio Lensvelt de Arquitectura de interiores. Más detalles, aquí.
Esto me ha recordado otra magnífica transformación, mucho más cercana, de la que llevaba tiempo queriendo hablar aquí: la rehabilitación de los restos del Convento de San Antonio el Real de Salamanca. Situado en pleno casco histórico, en la Plaza del Liceo, este antiguo convento del siglo XVIII fue adquirido por el Grupo Inditex para su nueva tienda de Zara.
Como en el caso anterior, la reforma merece por sí sola una visita, dada la brillantez con la que se han logrado aunar ambos espacios y entablar un diálogo entre la arquitectura barroca y la línea más austera del diseño de nuestro siglo. Desgraciadamente, no he logrado averiguar el nombre del responsable de esta reforma. Les dejo algunas fotos que hice cuando estuve allí el invierno pasado:
El proyecto: restaurar y adaptar la antigua iglesia Selexyz dominicanem de Maastrich para albergar una biblioteca. El resultado, un proyecto del estudio Merkx+Girod, es fascinante y ha merecido el Premio Lensvelt de Arquitectura de interiores. Más detalles, aquí.
Esto me ha recordado otra magnífica transformación, mucho más cercana, de la que llevaba tiempo queriendo hablar aquí: la rehabilitación de los restos del Convento de San Antonio el Real de Salamanca. Situado en pleno casco histórico, en la Plaza del Liceo, este antiguo convento del siglo XVIII fue adquirido por el Grupo Inditex para su nueva tienda de Zara.
Como en el caso anterior, la reforma merece por sí sola una visita, dada la brillantez con la que se han logrado aunar ambos espacios y entablar un diálogo entre la arquitectura barroca y la línea más austera del diseño de nuestro siglo. Desgraciadamente, no he logrado averiguar el nombre del responsable de esta reforma. Les dejo algunas fotos que hice cuando estuve allí el invierno pasado:
La primera vez que estuve en Salamanca (en una suerte de viaje Fin de Curso a lo filólogo que organizamos en 4º de carrera), me maravilló su arquitectura. Acostumbrada a las atrocidades urbanísticas de nuestra masacrada costa levantina, quedé fascinada por esa unidad arquitectónica salamantina, en la que nada parece querer restarle protagonismo a la piedra de Villamayor. Volví a Madrid entusiasmada: "Hasta las gasolineras son bellas allí". En efecto, hay junto al río, en la entrada del Puente de Enrique Estevan, una gasolinera bajo unos soportales de piedra arenisca que no desentonan en absoluto con el resto de la ciudad.
Poco podía imaginarme por aquel entonces lo que Salamanca iba a significar en mi vida. Y es que, como dice uno de los personajes de El cuarteto de Alejandría, "una ciudad se convierte en un mundo cuando se ama a uno de sus habitantes".
Poco podía imaginarme por aquel entonces lo que Salamanca iba a significar en mi vida. Y es que, como dice uno de los personajes de El cuarteto de Alejandría, "una ciudad se convierte en un mundo cuando se ama a uno de sus habitantes".
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