Si Platón viviera hoy, en lugar del mito de la caverna hablaría seguramente del mito del Photoshop.
Y, ya que estamos, juguemos a salir de la caverna. Piensen en un momento en la forma de un pecho femenino. No en la forma que tienen sus pechos (si es que el amable lector es mujer) o los de sus novias, amigas, etc. (caso contrario, of course), sino en la que estamos acostumbrados a tomar como "ideal". ¿Listo? Bien. Ahora echen un vistazo a alguna revista porno de los años ochenta, cuando aún no existían los implantes de silicona, y comparen (si no tienen ninguna a mano, Gordo de mierda ofrece una buena colección de enlaces a fotos de pechos en este post). En fin, luego nos extrañamos de que la autoestima de algunas ande por donde anda.
¿Algún demiurgo en la sala?
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