Esta mañana, desayunando entre legañas, le he echado pimienta en lugar de sal a mis tostadas de aceite. Una mala manera, sin duda, de comenzar el día.
Supongo que esta es mi propia versión de la Ley de Murphy.
2 comentarios:
Anónimo
dijo...
Mejor el Murphy elegido que el Murphy forzado... Mejor elegir la sal y la pimienta que ver caer la tostada sin nuestro (débil) consentimiento... Me sumo, desde hoy, a tus desayunos en este blog
2 comentarios:
Mejor el Murphy elegido que el Murphy forzado... Mejor elegir la sal y la pimienta que ver caer la tostada sin nuestro (débil) consentimiento...
Me sumo, desde hoy, a tus desayunos en este blog
;-)
Nada como lograr las metas que uno se propone. A buen entendedor...
Por cierto, bienvenido. Te esperaré cada mañana con café calentito y magadalenas.
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