30 de diciembre de 2005

Estiércol

Hay días en los que el mundo se asemeja a una enorme pelota de estiércol. En un año desgraciado como este, el hedor de este planeta comienza a resultar irrespirable.


Resulta irónico que lo que más le falte al género humano sea precisamente la humanidad. Esa humanidad que le faltó a estos desgraciados y que todos deberíamos pedirnos por Navidad. Ella se llamaba Charo.

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