Hay días en los que el mundo se asemeja a una enorme pelota de estiércol. En un año desgraciado como este, el hedor de este planeta comienza a resultar irrespirable.
Resulta irónico que lo que más le falte al género humano sea precisamente la humanidad. Esa humanidad que le faltó a estos desgraciados y que todos deberíamos pedirnos por Navidad. Ella se llamaba Charo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario